Cuasimodo de Iniciado.



La idea que todo en la vida es cíclico, ha cruzado por mi mente tantas veces, como pensar en sexo (que dicen los estadistas, son muchas).

Tratar de imaginarme repitiendo algunas de las cosas por las que me he hecho notar (no de la forma que lo hacen los pensadores), a veces, ciertamente. me revuelca las tripas.

Repetir la primera vez que fui reprendido (jardín escolar) por una docente al romperle la cabeza a la niña que me gustaba (quien estaba en el camino entre la piedra y el gallinazo al que pretendía acertarle);  la primera vez que la rectora de la escuela, Doña Carmelita, me invitó a almorzar a su casa y terminé agarrando (a dos manos) el plato de sopa como si fuera posillo para beber pronto la misma y salir huyendo (la educación que recibí en esa escuela, hasta ese momento, quedó mancillada por mi acción); la primera pelea de mis padres que me rompió el corazón siendo muy pequeño y que me hizo verlos como seres humanos y no como los dioses que deberían haber sido hasta entrada mi adolescencia; la primera vez que una niña rompió mi músculo cardiaco, cuando sus padres se la llevaron a vivir a Cali (no era su culpa, pero cuando se es niño, es difícil enfocar bien cuando de adjudicar culpas se trata); el primer trasteo que me alejó de los "amiguitos" de mi escuela. La primera vez que me enamoré de una niña y se lo dije, estallando en risas; la segunda vez que pasó lo mismo. La primera vez que terminé en calzoncillo enlodado en la carretera por andar pescando con 2 amigos y me dejaron a merced, en la calle,de las compañeras de mi hermana mayor que recordaron mi culo mugroso hasta que se graduaron de bachillerato 4 años despues; cuando ebrio, a los 15 años, me dio por perseguir gatos en el municipio de Barbosa y un alambre de púas me frenó el entusiasmo rasgando mi rostro en 2; cuando mi primera novia me echó por ser más joven que yo (ella tenía 15 y yo, 16); cuando uno de mis mejores amigos se despedía de mí para suicidarse y no lograba entenderlo mientras decía que amaba a mis padres como si fueran los propios; cuando fui expulsado de la universidad por bajo rendimiento (matemáticas, no es de extrañar); cuando mi madre dejó de creer en mí, luego de mi expulsión; cuando desperté en una finca (también en Barbosa, popular para ir de paseo), para darme cuenta que tuve un "encuentro" con una mujer de 63 años de edad, que no recuerdo a causa del alcohol, (a Dios gracias), pero quienes estuvieron conmigo en la finca, SÍ lo hacen.

Es como ver al mundo desde lo alto, cuando no se puede estar en él; como ser el Cuasimodo omnipresente, que canta y baila, pero que a final de cuentas, se queda solo con las Gárgolas, su locura y sus huevonadas.

Hay tanto que de repetirse, procuraría que no ocurriese, o que se desenvolviera de otra forma.

Que bonito sería.

Estudiaría lenguaje de señas, entrenaría perros lazarillos; estudiaría música, karate, idiomas; medicina. Aprendería a querer más los viejos libros, los clásicos, de los que todos hablan, pero nadie lee ya; dibujaría hasta el cansancio; hubiese recorrido el mundo para conocer su cultura, sus países; hubiese sido mejor hermano, mejor hijo. Mejor. Tal vez me hubiese ido mejor en mi casa: Tal vez me hubiese emancipado pronto. Tal vez.

Tal vez no seríamos otra familia en las estadísticas de hogares rotos por tener núcleos de hogar entre un país y otro (y en estas fiestas, estaríamos juntos). Tal vez yo sería un ciudadano noruego con una familia, o tal vez viviría en Bora Bora pescando solo.

Pero, a todas estás, y luego de meditarlo, si no logro distinguir a veces al Yo presente, de aquel que ni barba tenía, que podría decir del YO reflejado en el espejo del ciudadano europeo, del maestro en las artes, del filántropo, del ilustrado, del emancipado o del pescador de Bora Bora que recorrió el mundo?

Tanto andar para crear este elípse de "ahora", es enfermizo. Dijo el Hamster a la rueda.
Igual, es solo una idea.

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