Estrella Fugáz

No soy hombre romántico (al menos, no me considero uno. Pero me gusta tener detalles bonitos, dicientes). Y ciertamente, como el resto de los primates de mi género, presto poca atención a los pormenores.
El 4 de enero, vi mi primera estrella fugaz. Una pequeña bola chispeante en el firmamento. Yo sé que es solo una puta piedra espacial que entró a la atmósfera y se quemó, pero fue MI primera condenada estrella fugaz. 
 En medio de la “prendidez”, (pues andaba con rones en mi cerebro) escribí un mensaje de texto a mi novia, dedicándole el deseo (que no creo -ahora- existente) que provoca –culturalmente- al ver una de esas cosas en el aire.

Las estrellas fugaces tienen muchos significados, desde muerte, hasta nacimiento. No tuve un plan o propósito para año nuevo. Pero me provoco tener un perdido pensamiento de veraneo al imaginar que se puede pedir al voluble intento de astro. Prefiero ver las cosas día a día. Lo que se planea y no ocurre, desgasta el alma. Mantener las expectativas bajas para evitar desilusiones me ha resultado efectivo y planeo seguir así por algún tiempo más. Pero el romanticismo, la poesía y las películas, arruinan el raciocinio.
¿Quién no quisiera tener más dinero, o un mejor puesto de trabajo? ¿Un mejor dispositivo de comunicación para postear estos escritos sin necesidad de un PC, o un portátil? ¿O un método anticonceptivo que curara el SIDA y diera más placer en el sexo? Pero eso son cosas del YO y solo del YO. Y yo, solo pedí ser feliz, vivir en paz, y que mi novia viera lo mismo que yo esa noche.
El 4 de enero, vi mi primera estrella fugaz. Me faltó ambición e imaginación al pedir el deseo, pero eso es exactamente lo que necesito.


Al Padre Hugo, de la Iglesia de Todos los Santos en Woonsocket-Rhode Island, gracias.

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